Hace unos días estaba leyendo sobre la importancia de que los directivos “fuesen directivos digitales” – cito textualmente, no es frase mía -… si bien es cierto que para los que ya entienden el concepto no queda lugar a dudas sobre el mensaje que se desea enviar, también asumo que este mensaje – como cualquier otro – se manda para el que todavía no lo ha recibido, pero en este caso la verdad es que la terminología pseudotécnica complica las cosas, cuando explicadas de una forma más sencilla serían mucho más efectivas.
Estamos en la época de la saturación de la comunicación: podemos comunicarnos de forma saliente en persona, a través de nuestro blog, por teléfono, por medio de las redes sociales, Twitter, etc.. respecto a la comunicación entrante tenemos las mismas, más los medios de comunicación masiva. En resumen: nos llegan una gran cantidad de mensajes y resulta difícil que uno de ellos nos llame la atención por encima de los demás. Por ello, quien quiera llamar nuestra atención deberá tener claro que la comunicación ya no es como era hace unos años, que es necesario valorar adecuadamente las redes sociales, conocer que temas interesan a nuestros clientes objetivo, ser consciente que se necesitan unos profesionales de comunicación diferentes a los que se necesitaban antes y ser tener claro que los parámetros que miden “si vamos bien” son diferentes a los empleados anteriormente.
A un directivo que reúne todas estas condiciones, y algunas otras a nivel de IT y sistemas de información internos, a menudo se le refiere como un “directivo digital”. Ahora bien, esto no significa que este directivo deba ser un experto en tecnología y social media, solamente significa que debe saber ponderar adecuadamente los aspectos de la comunicación mediante redes sociales y buscar los componentes de su equipo de forma adecuada. Sencillo, no?.
Pues esto que parece tan sencillo, tan obvio, tanto que no vale la pena decirlo… mi tío no lo entiende, no lo extrapola de la expresión “directivo digital”. Y mi tío, que está en los 60 y es empresario, de razonable éxito, es precisamente quien debería entenderlo, pues es el cliente objetivo… y hay muchos “mi tío” en el mercado.
Deja un comentario